Hoy voy a explicar una historia que leí hace poco y me ha ayudado a entender a la perfección por qué debemos ser constantes si queremos cambiar un hábito.
Hace unos años, la NASA (National Aeronautics and Space Administration) realizó un experimento para observar el impacto tanto a nivel psicológico como fisiológico que podrían sufrir los astronautas al encontrarse con gravedad cero en el espacio.
Para ello, seleccionó un grupo de los mejores astronautas y a cada uno se le colocó unas gafas con cristales totalmente convexos… sí, sí, ¡180 grados! Es decir, al ponérselas, lo veían todo al revés.
Los astronautas debían llevarlas todo el día y a todas horas. No podían quitárselas para nada: ni para comer, dormir, ¡o ducharse!
Mientras tanto, un equipo de médicos y científicos de la NASA medían sus constantes vitales, como presión arterial, frecuencia cardíaca, entre otros. Los primeros días, el 100% de los astronauta mostró claros signos de ansiedad extrema y estrés… No es para menos si de pronto ves “el mundo patas arriba”.
A medida que pasaba el tiempo, se iban acostumbrando a esta situación, aunque se seguían sintiendo francamente incómodos.
Pero tras 26 días de empezar el experimento… ¡a un astronauta le sucedió algo increíble! A pesar de seguir llevando las gafas, empezó de nuevo a ver el mundo normal. Es decir, que volvió a ver la vida como siempre la había visto: el cielo arriba y el suelo abajo.
Durante los días que siguieron, a todos los astronautas les ocurrió lo mismo… ¡Todos ellos experimentaron el mismo fenómeno!
Los científicos tampoco podían creerlo… ¿Qué había ocurrido?
Pues que al cabo de un mes de integrar un nuevo estímulo de forma constante y continuada, para adaptarse a él, su cerebro había creado nuevas redes neuronales y nuevas conexiones.
Los investigadores repitieron el mismo experimento pero quitándose las gafas desde algunos minutos al día hasta horas. En ningún caso ocurría este nuevo reacondicionamiento neuronal.
REFLEXIÓN
La conclusión de este estudio es que el cerebro necesita entre 25 y 30 días de estímulos masivos y constantes de forma ininterrumpida, para que se produzca la readaptación neuronal y asuma como habitual una nueva información.
Esta maravillosa historia puede ayudarnos a comprender, el por qué solemos tropezar con la misma piedra, ¡y por qué cuesta tanto deshacernos de hábitos que nos resultan nocivos!
APLÍCATE LA MORALEJA
¡Anímate!, ¡Coge un calendario y tacha los días! ¡En menos de un mes de ilusión y constancia puede que consigas lo que te propongas!
¿Qué te ha parecido esta historia? ¿Te ha ayudado o te ha inspirado a realizar algún cambio? Cuéntamelo.